¿Cómo saber si un té es de buena calidad?
Y no caer en la trampa del “té bonito”
Si te gusta cuidarte, comer mejor y crear pequeños rituales saludables en tu día a día, el té es probablemente uno de tus grandes aliados. La buena noticia: no necesitas ser sommelier ni viajar a una plantación en China para reconocer un té de calidad. Solo necesitas saber dónde mirar.
- Las hojas hablan cuando no están hechas polvo
Este es el truco más simple y más revelador: abre la bolsa y observa las hojas.
Un té de calidad suele tener:
- Hojas enteras o semienteras, no polvo.
- Color vivo y uniforme, acorde al tipo de té: verdes brillantes en los tés verdes, tonos tierra limpios en los negros.
- Aroma natural, vegetal, fresco, a hoja… si huele a perfume sintético, sospecha.

La mayoría de los tés usan dust o fannings: los restos del proceso. Infusionan rápido, sí, pero el sabor es plano, agresivo y poco complejo. Y tú buscas todo lo contrario.
La verdad se revela en la taza. Cuando prepares tu té:
- No debe ser amargo a la primera. A menos que lo hayas quemado con agua hirviendo; tranquil@, nos ha pasado a todos alguna vez.
- Tiene que tener cuerpo y aroma, sin sentirse pesado.
- El retrogusto debe ser agradable y mantenerse unos segundos.
- Si sabe a “agua con algo”, es un té pobre. Si sabe a perfume, es artificial. La calidad vive en el equilibrio.

- Si es demasiado barato, sospecha
No tienes que arruinarte comprando té, pero la calidad tiene un coste. No es normal encontrar tés de calidad a precio económico.
Reconocer un té de buena calidad no es tan complicado. Mira la etiqueta, revisa el origen y observa las hojas. Tres pasos sencillos que marcan una diferencia enorme en tu paladar y en tu bienestar.
Y ahora sí, comparte este artículo con esa persona que siempre compra té sin mirar nada de esto. Le estarás haciendo un favor.
